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sábado, 11 de marzo de 2017

La primera de la temporada.


Se abrió nuestro particular portón de la temporada con una novillada sin matalones en nuestra plaza, porque por allí pasarán pero no se quedarán. Con un doble debut local, por una parte una ganadera de Castellón debutaba en plaza de primera, Aida Jovaní, y un chaval del barrio de Campanar debutaba en su plaza, Miguelito, a la postre fueron los que mejor impronta dejaron, con la compañia del murciano Ramón Serrano y el malagueño Alvaro Passalaqua, que dejaron la impronta que van dejando todos los novilleros salidos de la escuelas, mucha técnica para salirse y para parecer, mucha falta de conocimientos de la lidia.

A Miguelito si algo no se le puede reprochar fue sus ganas de entrega y de agradar, que es lo menos que se le puede pedir a un chaval que quiere ser algo en este mundo. Supo estar delante de los toros pero le faltó poner lo que no tenía su primero, transmisión, y entender mejor a su noblote ensbanado salido en cuarto lugar.

La novillada fiel a su procedencia domecquina no molestó, fueron coloboradores hasta rabiar, ni una mala mirada, ni un mal gesto, obedeciendo al toque, vamos el toro moderno, pero les faltó una chispa de genio, unas gotas de raza, un poquito de casta y más bravura para decir algo en el tendido porque a mitad novillada algún bostezo y demasiada miradas a la pantalla del móvil son signo de aburrimiento y hastío de lo que ocurre en el ruedo. Siempre queda algo para la esperanza como fue la nobleza con movilidad de los dos últimos con más cuajo que sus hermanos y más edad, lo que quedo visible en su comportamiento.
La novillada estaba arreglada reglamentariamente, pero no se puede dar esa impresión de falta de defensas cornúpetas en algunos. Así nos va...

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