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sábado, 18 de marzo de 2017

Sabía a donde iba

Servidor hace tiempo que a este tipo de figuras se borró, voy a pocas muy pocas, no porque tenga nada contra las figuras o figurines porque son consideradas como tales, entre otras cosas porque como reza en mi cabecera una frase del maestro JoaquínVidal, soy del que lo hace, si no porque lo que significa asistir estas corridas de figuras es algo que va contra mi concepción de este santo arte de la Tauromaquía, toros descastados, desfondados, arreglados sospechosamente de pitones, apariencia de estar bajo efectos psicotrópicos, plazas llenas de público festivalero que aclaman pases vulgares, silban al picador por incluso no hacer lo más mínimo, de pocos aficionados que somos los que nos vemos cada tarde cuando lo que abunda es el cemento, cada cual con su ideología todas respetables.
Me borré porque salía enfandado y a los toros no voy a enfadarme, ni a divertirme, voy a emocionarme, a sentir como un hombre es capaz de hacer con una bestia lo que servidor es incapaz de hacer con un caniche, dominar, llevar donde quiere a un animal salvaje que sólo piensa en defenderse. Pero mi hija le ha entrado en el cuerpo este gusanillo de los toros, y por simpatia, cercanía en la edad, carisma y porque no decirlo valor, le gusta Roca Rey, y alli que fuímos.

Sabía que pese a ver dicho d. Alvaro Nuñez del Cuvillo había dicho que la corrida era la típica de Valencia, argumento mánido por todos los ganaderos del circuito, a lo que había que contestarles que poca vergüenza tienen en traer una corrida como esa a Valencia, porque eran mal presentada, sospechosos gracias  al enfundado, sin fuerza, ni fondo, sin transmisión ni casta, sin verlos en el caballo, eso sí muy nobles y colaboradores.

Sabía que el tercio de varas me lo iban a robar, por completo, es decir me estan quitando un tercio de mi entrada, y para mi el más importante par ver el poder del toro.

Sabía que el Fandí iba a hacer su show, y encima desperdiciando el mejor lote.

Sabía que Manzanares, el niño de la comodidad, iba a ir arropadito y que si no le salía el toro chochon que se mantiene no iba a hacer nada, el primero no se mantuvo, el segundo sobrero de don Victoriano pedía más mando y el no estaba para compromisos. Por lo único que me gusta verlo es su manera de interpretar la suerte suprema, a cada cual lo suyo.

Sabía que Roca Rey iba a reventar la plaza, con sus hooligans, su actitud, su valor, sus ganas de ser, pero me gustaría verlo delante de un toro con poder no un toro vencido porque ya se sabe que si no hay toro nada tiene importancia. No se le puede negar valor, ni quietud, ni pisar terrenos comprometidos, pero todavía estoy esperando una tanda de toreo profundo y de mando, no sólo de arrimones, y pases por detrás vive el hombre.

No sabía que iba a ver un quite del peruano toreando a una mano que tuvo más profundidad que todos los medios pases que se pegaron en toda la tarde, ni sabía que iba a tener tan buena compañía donde me encontraba, y es que en esta santa afición es lo bonito que tiene nunca todo es predecible, ni esperado, o al menos así tenía que ser.
Punto final a mi feria de fallas.

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